El zaguero brasileño se proclamó vencedor del torneo y recibió dos premios individuales
Felipe Melo ha llamado a la puerta del selecto club donde se hallan aquellos jugadores a los que no parece afectarles el paso del tiempo. A sus 37 años permanece en activo en una de las ligas más competitivas del planeta. Se ha convertido en el capitán y referente de
Palmeiras, ha conseguido levantar el trofeo de la competición regional más importante de Brasil y ha sido galardonado como
mejor jugador del torneo y
mejor jugador en su demarcación.
En 2001, Melo inició su carrera profesional en las filas de
Flamengo y consiguió destacar en
Cruzeiro y
Gremio de Porto Alegre para dar el salto a Europa y firmar por el
RCD Mallorca. Su paso por España fue extenso, vistió otras camisetas como la del
Racing de Santander y
Almería, superando la
treintena de partidos por temporada y llamando la atención de clubes históricos.
En el verano de 2008, firmó por la
Fiorentina y consiguió el cuarto puesto en la exigente
Serie A. Por aquel entonces, la proyección y mejora del pivote defensivo fue meteórica. Tanto fue así, que la
‘Vecchia Signora’ puso sus ojos en Felipe Melo y desembolsó
25 millones por sus servicios. Defendió los colores del equipo más laureado de Italia durante dos temporadas jugando alrededor de
40 partidos por campaña.
Aterrizó en Turquía en 2011 para cambiar de aires y afrontar nuevas metas. Sus números fueron realmente extraordinarios durante los cuatro años que formó parte de la plantilla del
Galatasaray SK. Consiguió
3 títulos de liga e incluso se destapó como goleador al conseguir
12 tantos en su primera temporada.
Regresó a Italia, eligió Milán como destino y participó durante dos cursos como ‘
Nerazzurri’.
En la temporada 2016/2017 su
ambición permaneció intacta y decidió poner rumbo a su país natal, Brasil, para enfundarse la elástica de
Palmeiras y seguir cosechando éxitos. Dos temporadas después se ha proclamado
vencedor del Campeonato Paulista imponiéndose a
Corinthians en la final, tras forzar la prórroga con un gol en el minuto 97 y superar una agónica tanda de penaltis.
Tenía enfrente un reto mayúsculo, adaptarse rápidamente a la posición de
defensa central. Su rendimiento ha quedado contrastado al ser nombrado
mejor jugador del torneo y
mejor jugador en su demarcación.
Felipe Melo ha conseguido devolver el
trofeo a las vitrinas del club de
São Paulo doce años después y sigue demostrando su gran estado de forma jornada tras jornada.
¡Enhorabuena,
Capitán!